EL CUBO LÍQUIDO
Flujo y congelación; glase en francés significa cristal, espejo y helado;
transparencia, opacidad y agua…esta liquidez apunta en dos direcciones. Primero,
hacia el flujo del nacimiento –el líquido amniótico, la “fuente”−, pero después,
hacia la congelación de la estasis o la muerte –la estéril inmovilidad del espejo−.
Rosalind Krauss
En los primeros años de la URSS, en el marco de una gestación civilizatoria con aires
de universalista, se instaló con fuerza una poética racionalista y geométrica, pilar de
grandes preocupaciones industrialistas, modernizadoras que han dejado su impronta
hasta la actualidad. En su despliegue, progresivamente se fue adornando de prácticas
artísticas surgidas como su espejo cóncavo que, en su devenir geopolítico propagó
unas pulsiones que se dejaron sentir, por ejemplo, en la Holanda de De Stilj, y la
Alemania de la Bauhaus respectivamente.
Sin embargo, la fuerza y la trascendencia de esta gesta racional y utópica, fue
progresivamente desarticulada al calor de grandes acontecimientos y pugnas
históricas. Dos guerras mundiales reorganizaron el mundo y sirvieron de condición
para el surgimiento de una nueva hegemonía, aunque posteriormente disputada
abiertamente en lo que conocimos como el tiempo de la guerra fría.
Así, mientras los derroteros de aquella utopía civilizatoria y sus formas artísticas,
comenzaban a redefinirse, replantearse, repensarse y articularse de otras maneras y
con otras urgencias menos heroicas, en los Estados Unidos surgía un poco más
adelante pero en la misma "línea de batalla" el expresionismo abstracto
norteamericano; la geometría liberada, la racionalidad ahora sensible y “puesta al
servicio de la libertad”. Y esto nos hace recordar las obras de Pollock y Jasper John
desembarcando en la bienal de Venecia en aviones militares norteamericanos.
Pero en el mismo tiempo de esta confrontación, de estos derroteros de la utopía que
tenía sus momentos más visibles en Europa, Estados Unidos y el eco cercano de la
URSS, en el continente suramericano se venía articulando un hacer distinto, que aun
cargado de aquellos sueños épicos y sus despertares de media noche, comenzaba a
fraguar otra manera de pensar y vivir la racionalidad, el sueño, la geometría... se
colaban para sus procesos de fraguado otras aguas que no aparecían en aquellos
contextos... reminiscencias prehispánicas, herencias del quilombo, concepciones
aborígenes del cuerpo, temporalidades de ciudades nacientes, esfuerzos por generar
identidades nacionales y abarcar fronteras territoriales lejanas. Es en estas
condiciones que el artista uruguayo Joaquín Torres García comienza su reflexión
para invertir la geometría, o la ecuación: nuestro norte es el sur... y más allá de tal
inversión geográfica y conceptual, en su obra se palpaba ya una realidad distinta, y
una mirada otra, con un impulso que daba cuenta de su propio contexto histórico,
cultural y político, y con la capacidad de reapropiación y revisión contextualizada de
aquellos problemas históricos, conceptuales y formales en esta otra orilla del mundo.
Así se expandieron, amplificaron, flexibilizaron y modificaron notablemente las
posibilidades de la geometría como problema en el arte, no sólo a un nivel estético
que ya de por si fue su carta de presentación más epidérmica, sino y en gran medida
epistémica, en el sentido de que a través de todo este proceso, se llegó a exceder al
campo mismo del arte moderno con experiencias de participación horizontal del
espectador en un intento de disolver las categorías de artista y público general como
en el caso del Neoconcreto brasileño, la toma del espacio público como lugar de
encuentro metaestético en el Cinetismo venezolano (desde el principio, una de las
premisas del Muralismo Mejicano) y la reorganización de sus convenciones formales
en el caso de MADI y Concreto invención en la Argentina y el Uruguay de la década
de los treintas.
“El Cubo Líquido” es un proyecto curatorial que integra a una serie de artistas
latinoamericanos emergentes y de mediana carrera cuyas obras dialogan con esta
tradición y continúan extendiendo sus posibilidades. Se articula a través de la
participación de los artistas Alejandra Alarcón (BOL), Augusto Ballardo (Per), Luis
Arroyo (Ven), Jessica Briseño Cisneros (Chi), María Fernanda Carlos (Gua), Joel
Grossman (Col), José Hidalgo – Anastacio (Ecu), Ivelisse Jiménez (P.RI), Leonardo
Moyano (Ecu), Federico Ovalles – Ar (Ven), Tayron Luna (Ecu), Juan Carlos
Rodríguez (Ven), David Orbea (Ecu), Felipe Seixas (Bra), Jerónimo Veroa (Arg) y la
participación de artistas referenciales como Eugenio Espinoza (Ven) y Darío Escobar
(Gua).
Néstor García. Bogotá, septiembre de 2019.
Néstor García. Bogotá, septiembre de 2019.
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