Mi
filiación a la sangre y la leche como tinta para comenzar este cuento, el de
antes de todo, el nuevo...
La muestra es parte de una trilogía temática que tiene como hilo conductor
los fluidos corporales. El Libro de la Leche trata sobre este primer proceso de
desintegración y reconfiguración identitaria que viven la madre y el hijo. El
libro de la sangre sobre la reproducción, el aborto (voluntario o no), la
menstruación o pérdida de la virginidad y la apertura o conexión con el vértice
donde se unen la vida y la muerte. Y el Libro de las
Lágrimas que trata sobre las relaciones de amor, ficción y muerte.
En el libro de la Sangre se aborda el mito griego de Perséfone, una joven
doncella, que es raptada por Hades (rey del inframundo) que la obliga a casarse
con él, y se convierta en la reina esposa y diosa del Inframundo. En esta nueva
relectura del mito. Perséfone no es víctima sino una entidad activa que lo
seduce con la granada. Ella es el canal y el portal en donde confluyen las
fuerzas de la naturaleza, la relación que existe en la mujer con la muerte, la
vida y la sexualidad. La granada como símbolo de la fecundidad, menstruación,
la pérdida de la virginidad, de la sangre en el cuerpo femenino.
Cómo a través de la sangre, las mujeres estamos poderosamente ligadas a la
vida y a la muerte, es algo corporal que nos une intensamente a otros planos.
Desde el hecho de sentir la vida dentro nuestro (como cuando estás embarazada),
o sangrar cada mes, o perder un bebé, o decidir no tener uno. En todas esas
situaciones una parte de ti vive y otra
muere.
La cultura patriarcal (y me refiero a ella como un sistema de hombres y
mujeres,) a lo largo de los años ha colonizado, domesticado el cuerpo. El
control sobre el cuerpo de los otros es un control político, el control del
cuerpo femenino también, desde las
cesáreas (innecesarias en una gran cantidad de casos), o la prohibición del
aborto, la inducción a la leche de fórmula, los métodos anticonceptivos solo
enfocados en su mayoría en los cuerpos femeninos.
Por eso volver a los fluidos es también
político. En la medida que las mujeres recuperen sus cuerpos, su sangre,
su leche, y la decisión sobre ellos, recuperarán también un espacio político
que culturalmente ha sido domado por la cultura (patriarcal). con poderes de
fuego.
Alejandra Alarcón
Cochabamba,
Febrero 2019
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