lunes, 4 de febrero de 2019

Los libros de la Sangre y de la Leche






Mi filiación a la sangre y la leche como tinta para comenzar este cuento, el de antes de todo, el nuevo...


La muestra es parte de una trilogía temática que tiene como hilo conductor los fluidos corporales. El Libro de la Leche trata sobre este primer proceso de desintegración y reconfiguración identitaria que viven la madre y el hijo. El libro de la sangre sobre la reproducción, el aborto (voluntario o no), la menstruación o pérdida de la virginidad y la apertura o conexión con el vértice donde se unen la vida y la muerte. Y el Libro de las
Lágrimas que trata sobre las relaciones de amor, ficción y muerte.


En el libro de la Sangre se aborda el mito griego de Perséfone, una joven doncella, que es raptada por Hades (rey del inframundo) que la obliga a casarse con él, y se convierta en la reina esposa y diosa del Inframundo. En esta nueva relectura del mito. Perséfone no es víctima sino una entidad activa que lo seduce con la granada. Ella es el canal y el portal en donde confluyen las fuerzas de la naturaleza, la relación que existe en la mujer con la muerte, la vida y la sexualidad. La granada como símbolo de la fecundidad, menstruación, la pérdida de la virginidad, de la sangre en el cuerpo femenino.


Cómo a través de la sangre, las mujeres estamos poderosamente ligadas a la vida y a la muerte, es algo corporal que nos une intensamente a otros planos. Desde el hecho de sentir la vida dentro nuestro (como cuando estás embarazada), o sangrar cada mes, o perder un bebé, o decidir no tener uno. En todas esas situaciones  una parte de ti vive y otra muere.  


La cultura patriarcal (y me refiero a ella como un sistema de hombres y mujeres,) a lo largo de los años ha colonizado, domesticado el cuerpo. El control sobre el cuerpo de los otros es un control político, el control del cuerpo femenino también, desde  las cesáreas (innecesarias en una gran cantidad de casos), o la prohibición del aborto, la inducción a la leche de fórmula, los métodos anticonceptivos solo enfocados en su mayoría en los cuerpos femeninos.


Por eso volver a los fluidos es también  político. En la medida que las mujeres recuperen sus cuerpos, su sangre, su leche, y la decisión sobre ellos, recuperarán también un espacio político que culturalmente ha sido domado por la cultura (patriarcal). con poderes de fuego.

Alejandra Alarcón Cochabamba,
 Febrero 2019














































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