El tema de la representación y de las imágenes es crucial en la construcción de nuestra realidad, y eso ya no es una especulación algo intelectual de algunos profesores de estética, sino una contingencia que se experimenta en la cotidianidad más próxima, empezando por las redes sociales para acabar con el actual tormento de las “selfies”. En la exposición
Influjos, inaugurada el 26 de marzo en el
Centro Cultural de Españaen Santiago y el 27 en el
Museo de Arte Contemporáneo (MAC) de Parque Forestal, se presentan ocho piezas de videoarte realizadas por artistas jóvenes y de distintas nacionalidades, todos sudamericanos, donde las imágenes revelan el mestizaje, consciente o
naif, que está inserto en la mirada y en la representación de los conceptos de identidad, genero, raza y nación.
Le pedí al curador de esta exposición, Rodolfo Andaur, que habitualmente trabaja con el tema de identidad poniendo en valor las culturas regionales que tienen poca visualización dentro del centralismo chileno, que explicara este proyecto y ofreciera su visión de la condición híbrida de lo contemporáneo.
El curador Rodolfo Andaur habitualmente trabaja con el tema de identidad, poniendo en valor las culturas regionales que tienen poca visualización dentro del centralismo chileno
¿Cómo nace este proyecto expositivo?
Me inspiré cuando visitaba Bolivia invitado por el Centro Cultural de España de ese país en el 2011. Mientras estaba en ese lugar escuché las declaraciones, por televisión, de una dirigente social boliviana que decía: “Debemos alertarnos de los influjos que proyectan las imágenes de la televisión”. Al escuchar esa expresión quedé perplejo. Me pareció tan apocalíptica su declaración que me la cuestioné durante varios meses: ¿Cuál es el influjo de la imagen audiovisual? Pero más importante era el hecho de denominar influjo a una situación que milita en la actualidad con varios terabytes de imágenes almacenadas a lo largo del tiempo. Desde ese entonces rescaté la palabra influjos y adicionalmente decidí analizar parte de las últimas exposiciones de video que en Santiago de Chile se esfuerzan por dar a conocer otras realidades que se circunscriben a la inmigración, la geopolítica y el género. Sin embargo, a partir de la revisión de varios proyectos sentí que todo ese análisis seguía siendo lejano. Me refiero a que sigue siendo lejano para Chile hablar de inmigrantes, discutir sobre política y reconocer, por ejemplo, nuestra realidad andina que sigue siendo un conflicto poco estudiado. Entonces, Influjos refuerza ciertos antecedentes que especulen sobre lo que ocurre con otras realidades, pero que también afectan y envuelven lo que esta ocurriendo a lo largo de este país.
¿Cuál fue el criterio de selección de los artistas y de sus obras?
Había estado estudiando diversos videos en distintos lugares, por ejemplo a través studio visits, publicaciones e incluso reuniones con otros curadores para analizar qué pasaba con el video frente a la curaduría que yo proponía para Santiago. Y me pareció que estos ocho artistas han estado amasando, tímidamente, un proceso de investigación que expande una forma de ver los conflictos étnicos, de pertenencia e identitarios que me interesa seguir investigando a partir de lo que ellos proponen.
¿Por qué quisiste trabajar exclusivamente con videos y no por ejemplo con la fotografía?
Porque me parece que el formato audiovisual aún sigue siendo bastante desconocido para la escena chilena; y es bastante desconocido según mi criterio porque no hay una reflexión teórica actual que provenga desde Chile sobre la producción del video. Existen un par de escritos bien interesantes al respecto. Escritos firmados por Carlos Flores Delpino, por mencionar a uno, pero que lamentablemente no están en la discusión dentro de la escena actual. Por lo demás, siempre he estado más enfocado al video por una predilección personal.
La exposición se presenta en dos lugares distintos, el MAC y el CCE. ¿Por qué elegiste dividir la exposición en dos espacios tan distintos, un museo y un centro cultural, y al mismo tiempo lugares tan representativos de la identidad nacional y política de cada país, en este caso, Chile y España?
Bueno, me parecía interesante exponer el concepto influjos en dos espacios que indudablemente han gatillado bastantes lecturas que van de la mano con los temas propuesto por esta curaduría. Asimismo, me parece que el trabajo del MAC, bajo la curaduría de Varinia Brodsky, ha propuesto nuevas lecturas de lo que ocurre a lo largo de Chile. Por eso, para este lugar era necesario que mi enfoque partiera por artistas chilenos que no fueran de Santiago. En el caso del CCE su trabajo ha sido el involucrase y apoyar a artistas jóvenes que han abarcado un trabajo de campo que representa la visualización de diversos países y costumbres. Por otro lado, para mí ya no existen las presentaciones en espacios expositivos que establecen lugar o filiación política. Los espacios expositivos deben ser más flexibles y creo que éstos lo son; por eso me motivé en organizarlo en los dos al unísono.
Nicholas Petrus, Colonial Landscape, video, expuesto en el Centro Cultural de España, Santiago, Chile. Cortesía: Bernardita Bennett
Rafael Guendelman Hales, Diarios del intermedio, West Bank, video, expuesto en el Centro Cultural de España, Santiago, Chile. Cortesía: Bernardita Bennett
El video Colonial Landscape del artista brasileño Nicholas Petrus habla de la herencia colonialista en Sudamérica, algo que me traslada indistintamente desde lo post colonial a lo directamente colonial. Un reflejo que también rescato del video Diarios del Intermedios, West Bank, de Rafael Guendelman Hales, que es el único que se contextualiza desde un territorio más alejado y que habla expresamente de ese conflicto, todavía no resuelto, de las ocupaciones territoriales en Palestina. Me parece interesante esa cercanía temática entre territorios geográfica y culturalmente lejanos. ¿Por qué quisiste insertar algo sobre Palestina?
En el caso de Nicholas Petrus su visión de lo que ocurre con la colonia o lo colonialista pasa a reforzar la instrumentalización del territorio coloniable. Además, estos dos canales de video evidencian historias disímiles y que para nuestros tiempos pasan a ser la base de lo que la sociedad aún pretende colonizar. Ahora, los márgenes que Rafael Guendelman expone sobre Palestina nos invitan a revisar nuestras propias problemáticas territoriales. Te llevo a un ejemplo concreto. En las últimas semanas a través de un par de declaraciones en la prensa, el Premio Nacional de Historia Sergio Villalobos continúa justificando la expansión territorial de Chile en la región de la Araucanía. Y la justifica pensando en que todos deben comprender el por qué de la cruenta dominación de esos territorios. Incluso insiste en denominar a los mapuches como araucanos, ofendiendo desde el pensamiento de la historia la realidad de un pueblo reconocido internacionalmente por sus problemas territoriales. A estas alturas que algunas personalidades de la cultura justifiquen esta ocupación indudablemente demuestra que en este país todavía miles de personas piensan lo mismo que el Señor Villalobos. Bajo esta forma de racionalizar los conflictos étnicos no cabe duda que estas personas ven lo que acontece en Palestina como un hecho puntual, arraigado más en una película de acción. Ven a Palestina como un país exótico y con una población que en la mayoría de los casos obedece a “conductas extrañas” y que no profesa la religión convencional que el chileno cree profesar. Por esos motivos el curso de Palestina está presente en la lectura diaria de Chile; sin embargo, la realidad de la Araucanía, aunque está más cerca de lo que creemos, en la mayoría de los casos se desconoce. Ciertamente hay un perfil chileno que anula esa realidad descaradamente. Si alguien me dice que esto no es parte de la herencia colonialista, ¿entonces qué es?
Chile está pasando por una nueva oleada inmigratoria, debido quizás al incremento favorable de los índices económicos del país. Considerando la baja densidad de población en Chile y el bajo desempleo actual, es curioso cómo este fenómeno conlleve a un sentimiento de hostilidad por parte de la población local, sobre todo en la zona norte, sentimiento que se expresa en el video de Fernando Ossandón, Mantra Nacional.¿Cuáles son para ti las raíces de este problema?
Las raíces de este problema se arrastran desde la chilenización de los territorios de las regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá y Antofagasta a fines del siglo XIX y principios del XX. Una acción que no estuvo exenta de genocidios, represión, tortura y exilio, por lo que la mayor parte de la población del norte, con un mestizaje evidentemente quechua y aymara, anuló toda convicción moral que los hiciera pensar que ese territorio había sido dominado por otros. Se siente y se lee expresamente que ese territorio siempre fue de Chile. No existe una historia previa para ellos. La historia dual de la frontera norte y los problemas étnicos asociados a éste fueron exterminados por aquellos proyectos de chilenización que incluso en algunos casos fueron catalogados de “proyectos culturales” por parte del gobierno de Chile.
Karlo Andrei Ibarra, Crossover (still de video). Cortesía del artista.
Me interesó mucho, ya que vivo una situación de mestizaje lingüístico y cultural como italiana inmigrante en Chile, el tema propuesto en el video Crossover, de Karlo Andrei Ibarra, que evidencia los procesos de hibridación del lenguaje y de extrañamiento en los puertorriqueños que sufren por la fuerte influencia cultural estadounidense. ¿Crees que este extrañamiento lingüístico y cultural, esa no pertenencia a ninguna realidad nacional y semántica, pueda ser una fuerza, una posibilidad de autonomía y de una mirada singular y propia, o es una condena a un sufrimiento de inadecuación?
Demás esta decir que lo inadecuado, en este caso, es pensar que la imposición, a la fuerza, de diversos símbolos de un país determinado podrían ser asimilados fácilmente por quienes frente a ellos sienten un extrañamiento, una falta de pertenencia y, al mismo tiempo, una amenaza. A mí me parece rescatable este video porque abre un dilema entre la carga que impone una lengua sobre otros países y cómo ésta se traduce en una áspera asimilación cultural.
Curiosamente el video de Julio González, Contacto, donde el tema del beso tiene un sentido de reconciliación social entre la discriminación criollo/indígena, me hizo recordar un video super-viralizado en los últimos meses y que tuvo mucho éxito en las redes sociales, First Kiss, donde distintas parejas, la mayoría heterosexuales, guapas y occidentales se besan. En tu opinión, ¿qué influjo tiene la representación de la esfera emocional y sexual en la construcción de una identidad propia y consecuentemente social?
En los últimos años en Chile se han expuesto mediáticamente algunos temas relacionados a la diversidad sexual. Y no me deja de preocupar que el tema sólo se banalice a través de los medios sino de la responsabilidad que éstos tienen en la construcción de una opinión crítica y constructiva frente a esa realidad. Por eso me parecía fundamental que, frente a esos dilemas, Contacto -de Julio González- no sólo apele al problema del indígena criollo sino que también a esas realidades que están contrastadas dentro los márgenes de una diversidad sexual.
El tema del género ha sido, desde la publicación en 1989 del texto de Judith Butler Género en Disputa, un campo de debate importante que puso en crisis el concepto mismo de identidad. Además, este análisis jugó un papel fundamental sobre las formas de representación de los sujetos. Es interesante cómo la artista boliviana Alejandra Alarcón en el trabajo Rapunzel hable de la emancipación de las mujeres indígenas a través de códigos visuales muy relacionados al feminismo clásico, identitario, como el pelo; pero al mismo tiempo indica un gesto de ruptura de esa misma representación a través del corte. El tema del pelo, aunque bajo otra perspectiva, vuelve en el vídeo RD Bío-Bío de la artista chilena Bernardita Bennett, como una forma de apropiación de otras identidades a través del look, en este caso el corte de pelo estilo dominicano. ¿Cuánto de la construcción de mestizajes culturales, identitarios y de género pasan por la forma de vestirse, peinarse, presentarse?
Creo que en ciertos lugares del mundo el tema de género ha variado bastante en los últimos años. Este tema ha ido mutando de una manera vertiginosa y también en el caso boliviano. Hoy ellos tienen en el poder a un presidente indígena y una gran parte de las autoridades del país la constituyen diversas etnias con féminas a la cabeza. Por lo tanto, desde la contingencia política se ha reparado en parte esa opresión que siempre ha existido sobre las mujeres en ese país. Pero lo que Alarcón instiga es sobre lo irónico que puede llegar a ser la imagen de ese clásico cuento y la razón de ser mujer indígena, mestiza o camba en la actual Bolivia. Ahora, en la caso de Bennett, ella manifiesta con el stop motion específicamente la forma de trabajo de estos inmigrantes y su sentido de comunidad esquematizado, por lo que necesariamente estos estilos de vestirse, peinarse, e incluso comunicarse, son propios de un mestizaje que se va trasladando dentro de diversos territorios.
Bernardita Bennett, video instalación RD Bío Bío, en el Centro Cultural de España, Santiago, Chile. Cortesía de la artista
Bernardita Bennett, still del video RD Bío Bío. Cortesía de la artista
Cuando observo el video de Jo Muñoz, Artículo3, trato de reflexionar sobre el complicado panorama que han expresado las relaciones entre Chile, Perú y Bolivia. Un problema que nace tanto desde lo político como de las identidades nacionales. Bajo mi punto de vista, como ciudadana italiana y también europea, uno de los aciertos, dentro de tantos problemas y críticas posibles al proceso de unificación europea, fuertemente en crisis en este momento, fue la de ayudar a la fluidificación y al mestizaje de las identidades nacionales y por ende reforzar las micro-culturas locales, lingüísticas y también territoriales, como por ejemplo en Cataluña y Escocia. ¿Crees que en Latinoamérica serviría un modelo similar para superar las hostilidades que todavía hay entre estos países?
Creo que no es Latinoamérica la que debería estar unida sino más bien pensar en cómo mantenemos unida a Sudamérica. Y esta situación se implanta cuando nos reconocemos y aceptamos como una región transcultural. Una región que ha tenido fuertes cambios políticos –y que los seguirá teniendo– pero que frente a ellos no soluciona los verdaderos conflictos étnicos que aún marcan esta región. Esto me lleva a revisar el ejemplo de Bolivia, un país que aunque tenga un indígena de presidente no ha significado necesariamente que este cargo se traduzca en una mayor equidad entre indígena y mestizo. Jo Muñoz expone que las hostilidades no se superan con tratados sino más bien cuando los mismos Estados se comprometen a potenciar con sabiduría el patrimonio oral sobre aquellos hechos que marcan su historia.
Jo Muñoz, Artículo3 (still de video). Cortesía de la artista