jueves, 26 de octubre de 2017

Especulaciones en torno al color y la forma por Oscar Jordán

LETRA SIETE

Especulaciones en forma y color

Desde una mirada filosófica, la obra de la artista Alejandra Alarcón hace una propuesta 

discursiva muy compleja, especialmente por su crítica a las virtudes sociales


Óscar E. Jordán Arandia / Escritor





Había una vez, en un lugar alejado, una niña llamada Caperucita, que sin temor se internó al bosque profundo, mató al lobo feroz y, de su piel, se hizo una capa. 
En ese mismo lugar, una tal Rapunzel asfixió con sus larguísimas trenzas a un valiente príncipe que quiso rescatarla y luego se cortó el cabello para que nadie más lo intente. Además, se cuenta el relato de una princesa, que en lugar de desencantar con un beso a su príncipe que estaba convertido en sapo, decidió ponerlo en una licuadora, en afán de triturarlo hasta que se haga jugo. 
Ese lugar donde ocurren semejantes cosas está en el imaginario poético de Alejandra Alarcón y el testimonio de ello está en los cuadros –además de videos, instalaciones y demás experimentos–  que componen el conjunto de su obra. 
Esos cuadros se vuelven testimoniales, no ya de un hecho real en el mundo sino de una secuencia de posibilidades infinitas en un imaginario poético y que se relacionan con el dolor, la vida y el reconocimiento de sí, es decir, la identidad.
El deseo, la inquietud de transformar a la cosa en una "forma con expresión” es natural a todo artista; pero el incorporar a esa intención un laberinto de sentidos a través de un discurso elaborado en serie es muy afín al quehacer del filósofo, más propiamente del sofista, que se encarga de educar y a la vez cuestionar las virtudes esenciales.
Alejandra Alarcón (Cochabamba, 1976) se llama a sí misma "artista visual”, pero no estoy de acuerdo. La obra define al artista y no viceversa y por eso las evidencias de 15 años de trabajo nos presentan a una especie de "sofista” cuyas palabras tienen color, forma y a veces hasta se mueven.
En la época de Sócrates y Eurípides (400-300 antes de Cristo) les llamaban sofistas a los que les interesaba el saber de las acciones humanas, las virtudes que denominaban areté como medio de educación y de influencia sobre los demás. Ellos analizaban y muchas veces cuestionaban los sentidos de las palabras.
La areté como virtud es la "expresión del más alto ideal de conducta”. Entender, cuestionar y transformar nuestras nociones actuales de virtud parece ser la tarea que emprende Alarcón, según el testimonio de sus propias obras.
Cosa, arte y artista
Cuando un objeto, por ejemplo, una tela, un papel o un pedazo de madera, se transforma en una obra de arte –debido a la intervención del artista– aparece en éste un universo paralelo cargado de sentido, la coseidad misma del objeto cambia y se devela en él un "algo” que dice, que expresa.
El poeta con un bolígrafo transforma el papel en poesía; el escultor, con un martillo y un cincel, hace lo mismo en la madera, convirtiéndola en una escultura. Y así, con la tela, el pincel y el pintor.
El artista hace que la cosa "diga”, insertándole un "algo” en su misma coseidad; ese "algo” es una forma que expresa. Ahora bien, eso que se expresa ¿es lo que el artista quiere expresar? ¿o ese "algo” se expresa a través del artista? En el primer caso, la obra sería una criatura del artista con el fin de que ésta exprese algo de sí mismo. En el segundo, habría una especie de daimon o demonio que se incrusta en el ánimo del artista y convierte a la cosa en una obra que expresa lo que el daimon quiere decir. 
La filosofía no ha dejado de maravillarse ante esta transformación mágica de un objeto cualquiera en "algo” que expresa.
Tradicionalmente, la forma de hacer filosofía es a través de la palabra, pero ocurre que también es posible abordar desde el arte un problema filosófico. Es precisamente el caso de Alejandra Alarcón, cuya obra refleja un modo de hacer filosofía, en el sentido de plantear una postura existencial, nacida desde la misma experiencia del artista.
Las series y las temáticas
Alejandra Alarcón es una artista graduada en Artes Plásticas en la Escuela Nacional de Pintura La Esmeralda, en México, con cientos de exposiciones en varios países de Latinoamérica y Europa. Además, tiene una licenciatura en sociología de la Universidad Mayor de San Simón.
Todas sus obras están concebidas en serie –tiene 16, desde 1994– porque, como ella misma lo dice, un cuadro es insuficiente para lo quiere decir, es necesario la cadena entera.
El hecho de concebir un discurso en varios cuadros es ya, de por sí, un intento de especulación, no desde una reflexión abstracta sino desde una acción estética.
Es evidente que una especulación filosófica puede ser planteada o sugerida desde un solo cuadro, pero las series de Alejandra Alarcón expresan todo el abordaje discursivo de un mismo tema pero desde distintas perspectivas.
En 15 años de carrera artística, los temas que se aborda en sus series son recurrentes, siempre se relacionan con la identidad, la sexualidad o las relaciones humanas, y siempre de manera conflictiva.
Desde sus primeras series –Caperucita la más roja (2006-2007), Blanca Nieves (2006-2007), Cindirellaending" (2010- 2011)– hasta en sus últimas producciones –Alicia y su abismo (2015) o El libro de la sangre (2017...)– Alarcón mantiene el mismo tono (ella habla en serie) y ahonda cada vez más en sus propias especulaciones que, como dijimos, no son abordadas desde la palabra sino desde las formas.
Su obra se caracteriza por tener una estructura basada en el concepto de rizoma, concebido por los filósofos Deleuze y Guattari, y que lo usan para caracterizar un modelo epistemológico en el que la organización de los elementos no sigue líneas de subordinación jerárquica sino que cualquier elemento puede afectar o incidir en cualquier otro.
Aplicando el criterio de rizoma, Alarcón logró concebir en sus series una relación interdependiente pero a la vez totalmente complementaria. Esto es posible debido a que su obra no es puramente estética. Es argumentativa, pero prescindiendo de la palabra.
Es más abierta la interpretación que podríamos darle a un cuadro con la imagen de una niña desnuda cuyas extremidades se transforman en los tentáculos de un pulpo, que una serie de más de 10 cuadros que describen esa misma transformación, pero por partes y desde diferentes puntos de vista.
La diferencia entre insinuar y abordar un tema radica en su carácter especulativo, y el énfasis temático que produce un trabajo en serie no es el mismo que el de una sola obra, por más compleja que sea ésta.
Alejandra Alarcón es una de las pocas artistas que trabaja su obra con elementos recurrentes y al hacerlo, les otorga una significación más precisa.

martes, 3 de octubre de 2017

Brindis desde las grietas: Diálogo con Alejandra Alarcón

Articulo realizado y publicado en: ANÁBASIS


Brindis desde las grietas: Diálogo con Alejandra Alarcón




Con: Luisa Deguile

Sería más o menos fácil decir de miradas angustiadas frente a las imágenes de Alejandra Alarcón. Pero esto implicaría haber caído sin más, digamos, en la trampa: Diríamos con ello mucho más de nosotros mismos que de las imágenes, y algo apenas, mas solo de refilón, de la relación que plantea.
Luz y color son sus claves. Fluyen, sin embargo, como sorbo dulce, de encanto particular, coronando la cita con esa parte de nosotros mismos que siempre supo de qué iba la realidad, desde los mismísimos cuentos infantiles, esos en que se ofrecen elixires y manzanas envenenadas.


Quien sirve luce claro el semblante. Y una sonrisa cordial, que no obstante, a la luz de sus trabajos, podría resultar en mordida. Enhorabuena.
Es un placer.

Siempre imágenes, en mi cerebro o en las que veo en la red, en películas, fotografías, etcétera.
Todos los días veo y hago tableros en Pinterest, Tumblr, Instagram, gran parte de lo que realizo después, sale de ahí. También construyo imágenes en el programa 3D de computadora Poser; este me permite visualizar cuerpos humanos y de animales, ponerlos en la posición que yo quiera o mover la cámara para ver desde distintos puntos; tales ejercicios me permiten, nuevamente, visualizar y dar con lo que estoy buscando.

Una cita previa, particular, contigo misma…

Sé qué imagen busco cuando la encuentro.
Cuando ya tengo la imagen hecha, dibujada, empieza recién mi trabajo racional o conceptual en que analizo qué hay en ella. Cuando encuentro la relación de mis imágenes con los conceptos teóricos continúa mi búsqueda, más hondo.

Alejandra, a través del espejo. Es la primera imagen, que tienta, la que plantea el primer internamiento. Más tarde, quienes contemplemos las imágenes, tendremos a mano, a lo mejor, reconocer algunos de los ecos de ese primer intercambio, sus ecos…

Todo el tiempo es un proceso de ir y venir, de la imagen a los conceptos y de los conceptos a la imagen.
Hay un orden a partir del inicio intuitivo. Cuando encuentro una línea de… investigación visual, trabajo con ella hasta agotarla. Es por eso que me dedico a hacer series. Hay obras que luego paso a otros formatos o medios como el vídeo o la fotografía, animaciones, instalaciones u objetos intervenidos.


La herramienta a través de la que hecha a volar la intuición, no obstante, parece de todos modos, única en su modo de hacer el color.

La base de mi pensamiento visual se da con el dibujo y la acuarela.

Trazos nada más, o signos, inconsciente pero directamente…

Un proceso de ambos, en diálogo…
Los últimos quince años, la acuarela ha sido mi principal medio – soporte. Por su naturaleza fluida; la humedad, lo orgánico. Me lleva a ir en constante cambio, un estado en que los límites no quedan definidos; el agua y el pigmento van construyendo un devenir de estados e identidades.


Lo que resulta igualmente cierto hacia afuera de la pintura.  A fin de cuentas, las historias no las pinta completas el narrador, a menudo la conexión entre este y quien las escucha alza vuelo dándole forma real a la imágenes a través de intercambios de miradas, incluso en los silencios intermedios; es así que se comparte el testimonio, por más que de ficción se trate; más aún si es así y se crea en el otro la experiencia.

Esta idea de fluidez también se expresa en los temas que abordo; mi obra gira en torno a la identidad femenina, el terreno limítrofe en el que esta parece una constante negociación con el otro, en el que existir no es algo dado e inamovible si no, más bien, cambiante.
Mi obra está impregnada de zonas indefinidas entre sujetos: género, trans – género, roles y arquetipos.

De ahí los matices, en el rojo, por ejemplo, predominante. Estos resbalan desde cada rasgo que podamos sentirnos tentados a definir por cuenta propia…


La acuarela es el medio idóneo porque me permite trabajar de manera sutil, transparente, diáfana todos estos temas que no necesariamente son… suaves.
Me interesa crear una relación seductora con el espectador, un en que la pintura sea atractiva, por sutil, pero se convierta en lo contrario, con la transmisión del mensaje.
Me gusta pensar la acuarela como un estado dionisíaco, de cambio, de latencia, en cierto modo es como la identidad que nunca termina de forjarse.

Desafío a partir de la cordialidad, apuntando a determinados lugares comunes, convertidos, apostada una mínima cuota de atención, en verdaderos puntos de encuentro, agudos. Sin obviar el encanto popular, ni lo reconocible y popular del auténtico encanto.
Finalmente, se da la confrontación. Un impacto…
Dibujo niñas que son niña pero al mismo tiempo pulpo, o lobos que están pariendo pero a la vez se están chupando la leche. En general son cuerpos que están saliendo de otros cuerpos y que yo represento a su vez como fluidos, lo que impide establecer límites entre un ser y el otro.


El fluido es continuo, así como lo dionisíaco es algo mojado que está escurriendo, que se está derramando, es totalmente contrario a lo apolíneo. Lo apolíneo separa y vendría a ser la línea del lápiz, mientras que la acuarela nunca divide.

En esta oposición, no obstante, radica otra fuente de violencia.
Presente, una y otra vez, el paso a otra cosa…
Mi producción artística ha estado ligada siempre a una búsqueda personal de ir encontrándome en ella.
Creo que la identidad es algo que se va construyendo momento a momento, el poder saber quienes somos es un asunto que se nos cuela de las manos cada instante. Mi obra trata de dar respuesta a este constante fluir en el que tratamos de entender qué somos, qué hacemos aquí y cómo nos relacionamos con el otro.

Y esto, a través de afirmaciones de corte sencillo. Para situaciones complejas. Estas, a su vez, se complican de veras en nuestras mentes, bien dispuestas para ello, caídos, desde luego, en la trampa.
Se me ocurre, un pacto, cierta complicidad. Deshechos los límites se da el pleno intercambio. Íntimo.
Hay mucha carnalidad…

Me interesa la relación con los fluidos corporales por que nos remite a un lado incontrolable, genuino de nuestra naturaleza. Como decía Rodrigo Rada en otro diálogo para Anábasis: “…el artista (…) se construye a sí mismo bajo la mirada de una alteridad, en este caso, de su propio trabajo.”

Lucha…


Sencillez, que no es lo mismo que simpleza; transparencia, claridad, luminosidad, suavidad. Para trabajar la Complejidad. La violencia.
Siendo este último más que un móvil, un medio inmenso, cabe preguntarse qué otros aspectos de la realidad entran en juego en la composición del vínculo comunicativo. Si bien esto depende en buena medida de quien contempla cada cuadro, también es cierto que brilla sin disimulo alguno una especie de línea, una grieta por la que se vierte tu pintura


Los matices del bien y el mal. Se trata de romper las ideas que tenemos asociadas a lo bueno y lo malo, como la maternidad idealizada, el amor sin dolor, la liberación sin pérdida, el control con protección… La ternura y la crueldad. El lado salvaje de lo humano.

Que es contradicción…
Y queda patente en poesía, videoclips, películas, teatro, música, filosofía, literatura, psicología, sociología.


Son varios los artistas con los que siento, dialoga, por eso mismo, mi trabajo; en distintos niveles, claro; con algunos el temático conceptual, y con otros el técnico, por ejemplo. Por nombrar algunos: Kiki Smith, Louise Bourgeois, Daehyun Kim, Walton Ford, James Jean, Sophie Jodoin, Henry Darger, Llaria Clari. Floria Gonzalez, Pablo Cotama y Rodrigo Rada, aparte de ser grandes artistas también son mis amigos.

¿Qué viene ahora?

El libro de la lecheEl libro de la sangre y El libro de las lágrimas. Tres series de obra en acuarela con las busco reflexionar sobre la construcción identitaria femenina marcada por tales fluidos.

Salud.